Se oía de fondo el ruido se las sirenas de los trenes, y el ajetreo de la gente. Pero para Camille y Jhonatan nada mas existía el uno para el otro y un tren que los separará.
Estaban abrezados, ella llorando como una magdalena y el consolándola como podía.
- Tranquila, tranquila... - decía él.
- Te voy a echar mucho de menos - sollozaba - demasiado... - y seguía llorando en los brazos de él.
- Yo a ti también, pero tengo que ir, sino, ¿que sera de ella?
- ¿Pero para eso te tienes que ir para siempre?
- No para siempre...
- Pero sera demasiado tiempo - seguía sollozando.
- Camille, solo se una cosa, da igual el tiempo que estemos separados, yo siempre te querré, y te amare. Cuando vuelva te buscare como un loco, y cuando te encuentre ya no nos volveremos a separar - le dijo él, a la misma vez que ella volvía a llorar aun más.
De fondo se escuchó una voz que anunciaba que el tren saldrá dentro de cinco minutos. Camille, llorando, se echó en los brazos de Jhonatan.
- Volveré pronto, te lo prometo - dijo él.
Se acercaron aun más y se dieron el último beso en mucho tiempo. Volvió a escucharse la voz que anunciaba el tiempo que faltaba, esta vez dijo que los pasajeros subiesen. Jhonatan con mucho esfuerzo se separo de Camille y subió al tren, ella se quedo en el sitio llorando.
Jhonatan se sentó en unos asientos que estaban a la parte de atrás de la puerta para poder decirle adiós con la mano. Cuando Camille lo vio no pudo evitar caerse de rodillas y ponerse a llorar. Allí se quedo durante unas cuantas horas.
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